lunes, 3 de diciembre de 2012

ROJO DE LABIOS



Rojo de labios 

Estimula los sentidos y desata las pasiones

El rojo es el más cálido y dinamizante de los colores. 
Es, claramente, expresión de pasión, amor, fuerza, potencia, impulso, optimismo, violencia, agresividad o ira

Representa una tremenda fuerza vital, nacida del fondo de nuestras más estrechas emociones. Vida y muerte se unen simbólicamente en un solo color: el rojo. ¡No es extraño entonces su poder de atracción! 




Es, también, la imagen del fuego y, como él, proyecta energía a su alrededor.

Los efectos fisiológicos que produce son realmente arrolladores: aumento de la presión arterial, aceleración del ritmo cardíaco, mayor flujo de la circulación sanguínea o el despertar de los sentidos del olfato y del gusto. Las reacciones son automáticas y, curiosamente, muy similares a las sucedidas durante el proceso del enamoramiento. ¿Es quizá por todo ello, que la sensualidad y la sexualidad también están atadas al color rojo?
Así pues, el rojo es un color simbólico desde tiempos inmemoriales. Un arma de doble filo en cuyas pinceladas se esconden sensaciones a flor de piel.


De esta asociación con el amor y la pasión tenemos un buen ejemplo en el fetichismo de la ropa interior roja, los zapatos de tacón rojos o la moda de pintarse los labios en rojo vivo, que proviene de tiempos ancestrales, hecho mediante el cual lograban hacer su boca mucho más deseable. 


Existen pruebas arqueológicas de que ya en la antigua Mesopotamia se fabricaba un labial con una base de polvo rojo derivado de una arcilla que utilizaban tanto hombres como mujeres. 


Incluso Cleopatra, faraona del arte de la seducción utilizaba una mezcla de “henna” y carmín para dar color a su sonrisa; la romana Popea, esposa del
Francina Ramonet emperador Nerón, jugaba con ocres y óxido de hierro y la reina Isabel I usaba una mezcla com- puesta por cochinilla, goma arábica, clara de huevo y leche de trigo para maquillar sus labios. Y, aunque durante la Edad Media, maquillarse con rojo de labios era considerado algo propio sólo de prostitutas, en la actualidad el “rouge” vuelve con más fuerza que nunca. Una revolución estética que reivindica la cultura del rojo, símbolo de feminidad llevada al extremo.

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